Entrada a cargo de Raúl Tardío López, abogado.
21 de febrero de 2015
UN MINUTO DE SILENCIO
por quienes sólo utilizan las orejas para sostener las gafas;
por todos esos que no entienden el debate sin el ataque;
por esas personas a las que la intransigencia les nubla la
razón;
por aquellos para los que el diálogo sólo tiene sentido si se
cumple su palabra;
por quienes simulan que te escuchan mientras ocupan su
pensamiento en otras cosas;
por quienes ven la vida como una guerra plagada de adversarios
que sólo intentan acabar con ellos;
por quienes validan una opinión en función de quién la sostenga;
por los que elevan su tono de voz para que la tuya no se
escuche;
por quienes sustituyen el argumento por la agresión;
por los que disentir equivale a menospreciar;
por los que camuflan sus miedos con desprecios;
por los que esconden su debilidad detrás de una presunta
autoridad;
por los soberbios y prepotentes, que sólo se escuchan a sí
mismos;
por quienes su opinión no tiene precio y la tuya no vale nada;
por los que están convencidos de que el mundo gira en torno a
ellos;
por los incapaces de convencer por la fuerza de sus argumentos;
por los que se erigen en tus salvadores sin respetar tu libertad
para acertar o equivocarte;
por los que se vuelven ciegos y sordos cuando se trata de
escucharte;
por quienes un fracaso elimina toda posibilidad de éxito;
por aquellos que miran el dedo cuando señalas el sol.
Sólo un minuto para ellos, ni uno más, porque la vida, sin duda,
está hecha para los demás.
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